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Poesia Y Política
Blog de RicardoLuis Plaul
17 de Agosto, 2010    política

15 motivos para apostar por el socialismo



Del Colectivo Amauta
Primavera de 1999

(Documentos de archivo para debate)
DOMINGO 5 DE AGOSTO DE 2007






1. La vida merece ser vivida, y las condiciones en que discurre pueden ser mejoradas. (Esta es una "creencia" nuestra -y afortunadamente de la mayor parte de seres humanos- cuya "verdad" ninguna teoría podría demostrar. Si alguien sostuviera lo contrario, no habría manera de refutar su pesimismo, pues los hechos también le darían respaldo. En realidad, es fácil notar que los hechos darían sustento a cualquier postura -pesimista y nihilista, u optimista y afirmadora-. Se trata pues de una fe, de una apuesta vital, sin la cual todo nuestro discurso se quedaría sin fundamento. Viene a ser una suerte de "axioma" que sostiene las demás tesis y que hoy más que nunca debemos afirmar, pues apostar por la vida es cuestionar este orden que le es adverso) (Por lo mismo, cabe deslindar con el cientificismo, notando que el socialismo no es una "ciencia", ni tiene su fundamento último en la ciencia. Mariátegui tenía razón en ello: es más bien un mito, y como tal supone otro tipo de "sabiduría", vinculado a los fines de la existencia. Claro que un socialista puede hacer uso de la ciencia moderna -con la cautela que supone tratar con un soporte fundamental del poder-, pero también lo haría un liberal, un stalinista o un fascista, ya sabemos hasta qué grado de horror. Esto es posible porque las tecnociencias no nos dicen nada en relación a cual debe ser el sentido de nuestra acción, su horizonte último . Sólo quien ignora eso puede seguir discutiendo sobre si su socialismo es "científico" o no, y excomulgando al que "se desvía" de lo que él cree que es la cientificidad.


2.-Las actuales condiciones de vida en el marco de dominación capitalista promueven y agudizan dosis innecesarias de represión y sufrimiento. (Creemos que la superioridad del socialismo consiste en promover relaciones sociales favorables a la pacificación de la existencia humana. No es que pretendamos instalarnos un buen día en el paraíso, convertidos todos en "nuevos hombres" "incorruptibles" -pretensión inhumana que conduce al totalitarismo-; si aquel mundo pudiera realizarse sería además insoportablemente gris y aburrido. Reivindicamos al ser humano de carne y hueso, con sus alturas y sus abismos. Como decía Marx: "nada humano nos es ajeno". Pero nos parece terriblemente irracional e innecesario el grado de violencia en que discurre hoy en día la vida; que el incremento acelerado de la productividad durante al menos los dos últimos siglos, no haya traido consigo la liberación del trabajo como fuente de goce ni el disfrute creador del tiempo libre, sino la intensificación del trabajo enajenante, la adicción al consumo estupidizante o la exclusión del acceso al empleo. No aceptamos que para mantener andando su maquinaria de poder, el capitalismo exija el sacrificio constante de nuestras vidas en el altar del productivismo y el consumo superfluo; que nuestras energías y la biósfera entera sean consumidas con voracidad por el moderno ídolo del capital, que existe a condición de crecer y crecer sin límites. Por ello, denunciamos este orden como incompatible con la pacificación de la existencia)

3.-Este orden de dominación es esencialmente contingente pues se sustenta en condiciones históricas muy específicas y transitorias. No es fatalmente necesario ni inevitable -pudo no ser y puede dejar de ser- y, por tanto, puede y debe ser cambiado. (Pues bien, sostenemos que no hay "una" dirección necesaria en que debió discurrir la historia. Es decir, mandamos al diablo aquella falsificación del pensamiento de Marx que los burócratas comunistas denominaron "materialismo histórico". Lo mandamos al diablo por contrarevolucionario; porque hasta nosotros llega el eco de voces enmudecidas, de aquellos que "perdieron" en el pasado batallas que sentimos nuestras, de aquellos que lucharon por mundos alternativos que "pudieron ser"; porque nosotros retomamos en cada instante su lucha. Si aceptáramos que la historia tuvo que ser como fue, sería como volver a matar a nuestros muertos, justificando las victorias que condujeron al actual orden de dominación. Si es justo todo aquello que triunfa por el sólo hecho de haber triunfado, nada tendríamos que hacer, sino subirnos al carro de los vencedores o aspirar a instaurar nuestro propio orden de dominación. Nada de eso se condice con una apuesta libertaria. Ahora, cuando nos dicen que este orden de vida tuvo que imponerse "necesariamente" por ser el mejor, el más eficaz, etc, debemos denunciar juntamente con su caracter depredador, destructor de la vida y generador de colosales desechos materiales y espirituales -y por tanto ineficaz-, la falacia de su "necesidad", su condición precaria, pues el supuesto fundamental que lo mantiene en pie: que es posible el crecimiento económico indefinido, es además de indeseable, insostenible. En el fondo, este orden es terriblemente debil como todo aquello que se sustenta en la violencia y la imposición, pues existe a condición de perpetuar la violencia y la agresividad)


4.-El capitalismo constituye un orden de dominación omnívoro que
se sustenta en la disolución de los vínculos comunitarios, el desarraigo cultural de los sujetos, y su conversión en seres desvalidos y dependientes, cargados de necesidades que satisfacer mediante la producción y consumo incesante de mercancías.(Ahora sabemos mejor que nunca cuanta capacidad tiene el capitalismo para devorar, absorver e integrar todo aquello que le es potencialmente contestatario. Y sabemos también cómo tiende a aplastar y destruir aquello que no puede integrar en su lógica de vida -aunque por nuestra parte hayamos prestado tan escasa atención a aquellas culturas y comunidades de vida que por no "encajar" en la lógica del capital, por ser impermeables a ella, se hallan hoy arrinconadas y acorraladas ante nuestra vista ciega, impasible o complaciente de intelectuales "occidentalizados"-. Hoy no podemos mantener el entusiasmo crédulo e ingenuo ante el avance del capitalismo como si fuera condición necesaria de la liberación y de modos superiores de vida. No hay ninguna razón para tal creencia que mantuvo atrapada a buena parte de las izquierdas, cegadas por la fe en el "progreso". Ahora conocemos mejor su potencial destructivo, su tendencia a arrasar con toda forma de vida y toda cultura y vínculo social que no sea funcional al imperio absoluto de la mercancía. Ahora sabemos también que la oposición civilización - barbarie que colocaba a nuestros pueblos en condición disminuida, era un eficaz mecanismo de dominación, haciéndonos sentir avergonzados de nuestra condición y esclavos de los sueños de otros, cuyos modelos de vida asumimos acríticamente. Hoy está claro que resistir al capitalismo supone afirmar el elemental derecho a existir que tienen las culturas alternativas; que con cada cultura que muere desaparece todo un universo -modos irrepetibles de pensar, sentir y actuar que forman parte de la riqueza de formas de vida que la humanidad ha ido ensayando, y que es necesario preservar como parte de nuestra herencia común)


5.-En otras formas de vida prima el cultivo de la diversidad, el capitalismo en cambio, exige la homogenización de aquello que es cualitativamente diverso. En él todo tiende a ser estrictamente cuantificable. Esa es la condición de su racionalidad: todo debe ser calculable, planificable, manipulable, dominable. Por ello lo convierte todo en mercancía como la marca de su imperio. (En el mundo de la vida no hay dos seres, ni dos situaciones idénticas. Todo es diverso. La vida se perpetúa a condición de diversificarse. Es la rigidez de la muerte la que nos iguala a todos. El orden capitalista es contrario a la diferencia irreductible de cada cosa y cada quien, nos trata y trata al mundo como si sólo estuviéramos compuestos de elementos iguales. Hace violencia a la realidad para someterla a su cálculo, pues sólo se puede calcular aquello que previamente fue reducido a su dimensión estrictamente cuantitativa, a pura cantidad, a "valor de cambio", perdiendo las cualidades esenciales -su específico "valor de uso"- que lo hacen incomparable y valioso en sí mismo. El capitalismo se sostiene pues en una gran falsificación de la realidad, en una violencia contínua contra ella; pero allí radica también su mayor debilidad. El llamado "socialismo real" perdió la contienda porque reprodujo esa lógica. )


6.-El capitalismo absolutiza la búsqueda de ganancia -plusvalía- sobre la base de la creencia injustificable de que es factible y deseable una acumulación incesante del capital y el crecimiento infinito de la productividad y el consumo . Ello expresa una condición fundamental del capitalismo: Se sustenta en el culto del poder, entendido como "dominio" tanto de la naturaleza como del hombre, que se pretende ensanchar al infinito. Sin embargo, cuando el poder se convierte en un fin en sí mismo, termina desplegando una lógica "autónoma" que escapa al control de quienes desataron su potencial; somete y gobierna la vida de los hombres. (Aunque en la economía -de modo absolutamente falaz- pondere las virtudes de la "mano oculta" del mercado, el "dejar hacer, dejar pasar" y el "libre" juego de la oferta y la demanda, en realidad el capitalismo se sustenta en la creencia de que es posible "controlar" las fuentes de la riqueza -la naturaleza y el hombre- mediante el cálculo racional. Creencia que hoy ha sido hecha trizas por la propia ciencia que en sus inicios estuvo animada por tal pretensión y hoy reconoce los límites de la previsibilidad y el cálculo, el juego del azar y la probabilidad. Hoy sabemos que el acceso al poder entendido como capacidad de dominio, conduce a la pérdida de autonomía; sabemos que, en el fondo, es una ilusión; que si soltamos las ataduras del poder-dominación nos ocurrirá lo que a Pandora: escapará inevitablemente a nuestro control y terminará envolviéndonos; que si rendimos culto al poder terminaremos siendo esclavos de su lógica. Hoy sabemos que lo que hay que controlar es al poder mismo, para evitar su conversión en dominio. Nosotros no podemos reproducir igual o mayor obsesión por el poder-dominación. El "poder solidario" que buscamos construir es en realidad un modo de desmontar el poder centralizado, de socializarlo, de devolverlo a su fuente que radica en el trabajo humano y los lazos sociales, evitando con ello que se sitúe otra vez por encima nuestro, decidiendo el curso de nuestra vida y nuestra muerte. Por ello rechazamos también aquel fatuo dogma que supone que "salvo el poder todo es ilusión".)


7.-El actual modelo de vida dominante es intrínsecamente excluyente, pues mientras las expectativas de consumo según el modelo de los "ricos y famosos" prácticamente se han universalizado, su materialización para todos es imposible en un mundo con recursos agotables y equilibrio biótico absolutamente precario.(El capitalismo ha obtenido una victoria estratégica en el terreno de los imaginarios y sentidos de vida, en el cual ha centrado una ofensiva feroz. Hoy en día casi no hay lugar en el mundo donde la gente no aspire a vivir como en la vitrina hollywoodense de Beverly Hills. El lujo, el despilfarro, los rostros y cuerpos eternamente juveniles en un mundo acéptico, se conjugan con la promesa del poder-dominación exhibido por depredadores que liquidan sonrientes cuanto les sale al paso. En la cabaña más lejana, una pantalla de TV se encarga de capturar nuestros sueños. La inmensa mayoría se mueve hoy, narcotizada, tras aquella ilusión que jamás podrá realizarse: se trata de un mundo falaz. Pero aún si tal mundo existiera, su acceso tendría que estar severamente restringido -como en realidad lo está- para muy pocos: los elegidos, ídolos y fetiches que deberán continuar con aquella farza -sucedáneo de la felicidad-, para mantener andando el orden. La inmensa mayoria de seres humanos jamás tendrá acceso a un ritmo de consumo que, de universalizarse, traería consigo el definitivo colapso ecológico)


8.-Además de la contradicción que enfrenta a ricos y pobres y -en un marco mayor- al hombre y su "cuerpo genérico" (la naturaleza), el orden actual despliega otras tensiones irresolubles a su interior. Tal es el caso del desface entre el potencial creciente del trabajo y el caracter excluyente de la automatización. (La lógica de la exclusión se sustenta en una amenaza presente ante nuestra vista, y peor aún que la explotación: el que la mayor parte del género humano ni siquiera halle ya posibilidad de ser explotada, porque nuestro trabajo y nuestros recursos materiales estan dejando de ser imprescindibles para quienes controlan la ciencia y la tecnología). Precisamente, nuestra opción por un orden civilizatorio alternativo se sustenta en la convicción de que las tensiones que el capitalismo despliega, son síntoma de que contiene un enorme potencial, tanto creativo como destructivo, de una magnitud desconocida en la historia previa, y que mientras su potencial creativo y liberador se halla más y más reprimido y pervertido, sus factores destructivos experimentan un acelerado aumento.(En tal sentido, nuestra convicción en torno a la necesidad de un cambio profundo en las condiciones de vida, no se basa en un arbitrario acto de fé o en la voluntad ciega. Se sustenta en la plena conciencia de que ya no es posible "dejar hacer dejar pasar" la acción irresponsable y destructiva del capital. A estas alturas se impone un extremo cuidado con los resultados de nuestra acción sobre las futuras generaciones, de cuyo destino somos responsables. No hay manera de calcular a largo plazo, ni siquiera a mediano plazo, los efectos de nuestra acción hoy potenciada por la tecnociencia, por tanto, es preciso recobrar nuestra autonomía y control sobre el ejercicio del poder)


9.-Vivimos en un período de transición y cambio, de consecuencias imprevisibles. Paradójicamente, cuando algunas voces interesadas hablan del final de la historia, de su estabilización plena; cuando se impone un pasajero -e inducido- estado de ánimo proclive a los valores del "orden" y la estabilidad; se acumulan indicios abrumadores e incontrovertibles del agotamiento del modelo de vida que ha predominado a lo largo de los tiempos modernos; lo cual legitima la tarea de explorar los posibles horizontes de una civilización alternativa mediante el ejercicio renovado de la sensibilidad, el pensamiento y la acción libertaria.(Basta notar que la población mundial ya sobrepasa los 6,000,000,000 de seres humanos. Que en todos los años que nuestra especie tenía sobre la tierra hasta este siglo, ni de lejos se alcanzaba esa cifra aún sumando a todos los indivíduos que hayan existido en el planeta. Que sólo en este siglo el número de seres humanos se ha cuadruplicado... Cuando los cimientos del modo de vida capitalista moderno fueron diseñados hace pocos siglos, nadie podía haber previsto estos u otros hechos de similar caracter terminal; baste mencionar otros dos ejemplos: el agotamiento del agua o aún del aire -ya se sostiene que las guerras del futuro próximo serán por el control de estos recursos vitales-, o la alteración de la biósfera entera por parte del hombre -nadie con un mínimo de honestidad e información podría afirmar a estas alturas que los desórdenes climáticos son ajenos a la acción irresponsable de hombres motivados por la búsqueda de poder y lucro, y premunidos de la colosal potencia que les otorga la tecnociencia) (Cuando en el siglo pasado alguna gente -muy poca- como el socialista Fourier o John Stuart Mill proponían considerar los límites del crecimiento económico, casi nadie -entre ellos los socialistas marxistas- prestaron atención a ello, embriagados como estaban por el vértigo del "progreso". Hoy es imprescindible considerar aquello; más aún si nos reclamamos socialistas, sujetos críticos del orden actual. La "vuelta al pasado" no es posible, a no ser por una catástrofe indeseable. Pero tampoco es posible -y en todo caso es moralmente perverso- mantener la lógica del "dejar hacer, dejar pasar" que propugna el gran capital. Tenemos pues en frente un reto a la imaginación, la razón y la voluntad, a fin de propiciar elementos y espacios de concertación social para una acción favorable a un cambio decisivo en la historia de la humanidad. Esta certeza bastaría para justificar una apuesta como la nuestra.)


10.-Nuestra opción por un orden civilizatorio alternativo se sustenta en una doble convicción: ni habitamos el mejor de los mundos posibles, ni hay nada que garantice que vamos necesariamente hacia un mundo mejor. No siempre las contradicciones que un orden social contiene estallan por sí mismas, y si lo hacen bien podrían arrasar con su estallido las posibilidades de una vida mejor. (Esto supone que nuestra opción por el cambio tampoco pretende tener un fundamento axiomático-deductivo de tipo cientificista, como el que postulaba el marxismo-leninismo, para el cual el socialismo advendría como resultado de las leyes inexorables de la historia. Nada tiene que ver con aquel viejo vicio que ahora han adoptado y radicalizado los fundamentalistas neoliberales, consistente en la creencia irresponsable de que se tienen las claves de la historia -las leyes del mercado o de la dialéctica, poco importa, pues da lo mismo-; que ella está de nuestra parte; y que triunfaremos al fin y al cabo ineluctablemente. Consideramos preciso tomar distancia de esta creencia que ha servido de base teórica para los "iluminados" de todo tipo, que pretendían ser los "oráculos" de las leyes de la Historia , a cuyo dictámen debían subordinarse las ignorantes "masas". Nuestra opción por el socialismo es precisamente eso: una opción, líbremente tomada, como un modo de afirmar nuestra condición de hombres libres, capaces de comprometer nuestras vidas en una apuesta libertaria, porque así justificamos el privilegio de vivir, no porque haya nada que nos asegure de antemano el éxito)


11-Reivindicamos el socialismo porque rechaza la neutralidad política -y ética- en una sociedad dividida en clases y asume una neta opción por los oprimidos. Ser socialista es tomar partido por los "humillados y ofendidos" como un modo de tomar partido por la vida. No sólo porque no aceptamos aquella condición de existencia, sino porque los oprimidos son portadores del mayor potencial de negatividad -potencial liberador- en relación al orden vigente, potencial cuya magnitud depende de su grado de organización y conciencia. (Concebimos el socialismo como desarrollo conciente y autónomo del potencial libertario de los oprimidos , asumiendo: 1) Que el poder solidario surge de la capacidad de actuar concertadamente, pues la acción concertada es fuente de poder. 2) Que el número de los oprimidos se traduce en poder solidario sólo cuando estos coordinan entre sí, actúan concertadamente y rechazan la lógica del poder-dominación que tiende al centralismo; de otro modo, por mas "radical" que sea nuestra acción sólo volverá a reinstaurar la lógica de la dominación. 3) Que el poder se sustenta y reproduce en todas las esferas y niveles de la acción, tanto individual como colectiva. 4) Que las relaciones horizontales socializan y multiplican el poder solidario. 5) Que la autonomía -autodecisión- consolida el poder solidario)



12-Reivindicamos el socialismo en tanto constituye una opción por la democratización radical de las relaciones sociales, desde abajo -desde el potencial liberador de los oprimidos- y en todo
terreno. (Afirmamos que el socialismo nada tiene que ver con la "dictadura" como forma de gobierno. Los socialistas buscamos profundizar la democracia, convencidos de que la democracia burguesa no puede ir más allá de ciertos límites: aquellos que impone la mantención de un orden basado en la dominación. Radicalizar la democracia supone hoy construir mecanismos efectivos de participación y control ciudadano en todas las esferas de la actividad pública: desde la asignación y uso de recursos, hasta el acceso a las fuentes y mecanismos de información; y ello parece exigir la descentralización de las decisiones y el fortalecimiento de las pequeñas y medianas comunidades, comunicándolas mediante redes de apoyo solidario)


13-Reivindicamos el socialismo en tanto constituye una praxis que se sustenta en la construcción cotidiana, desde ahora y en todos los terrenos de nuestra actividad- de nuevos "sentidos de vida" tendientes a la "pacificación" de la existencia, el respeto por los demás y el pleno ejercicio de las capacidades creativas de los hombres y el conjunto de la naturaleza. Que el trabajo se libere de la "economía", para ser fuente de satisfacción y creatividad . (El socialismo supone el despliegue de una contracultura de liberación: de nuevos "sentidos de vida", de una nueva sensibilidad, de nuevas prácticas. Supone el respeto y cultivo de las diferencias que enriquecen la vida; la defensa de la vida y el desarrollo de su calidad y diversidad; la conversión del trabajo en una fuente de goce, creatividad y autorrealización; la reconciliación con la naturaleza; el desarrollo de formas de convivencia basadas en la libertad y la autodeterminación. )


14-El socialismo supone desarrollar una praxis de resistencia contínua, en todas las esferas de la vida, al imperio de la economía; de la tecnociencia y la unilateralidad racionalizante que tiende a convertirlo todo -a los demás seres humanos y la naturaleza- en objeto de cálculo, manipulación y control; al imaginario de vida alienante y cosificante que otorga mayor valor al "tener" que al "ser"; a la represión del goce y la libertad creadora; a la agresividad en aumento, etc. Reconociendo que lo que falla es algo más que la mera política o los mecanismos de la economía: que falla toda una cultura (es decir un modo de situarnos ante el mundo: los otros y las cosas) que compartimos, y que debemos desmontar, reconociendo nuestra cuota de responsabilidad en su reproducción cotidiana. (Se trata de superar una visión maniquea y autocomplaciente que nos exime de toda responsabilidad frente a la crisis global de hoy en día, atribuyéndosela íntegramente a los grupos capitalistas transnacionales. Basta recordar que en nombre del socialismo, rusos, chinos, albaneses o rumanos depredaron tanto o más la naturaleza que sus competidores occidentales, o que elevaron el autoritarismo a enésima potencia. Por ello debemos partir de reconocer que lo que falla es toda una cultura que compartimos, asumiendo nuestra cuota de responsabilidad, y actuando en consonancia con ello. Esta es, además, la única conducta política y éticamente madura)



15-En nuestra opción por el socialismo revaloramos una vasta tradición libertaria y de sentidos alternativos de vida: desde aquellas contenidas en la gran corriente de la tradición libertario-humanista de Occidente, en las vertientes libertarias modernas (liberalismos, socialismos, anarquismos, y corrientes contra-culturales diversas), hasta las que portan consigo las tradiciones culturales alternativas al mundo occidental, como es el caso particular de nuestra racionalidad andina y amazónica, donde, por ejemplo, cabe resaltar el cultivo de la diversidad, el respeto por la naturaleza como sujeto, el sentido del trabajo como celebración -fiesta, juego-, el sentido comunitario de vida, la práctica de la reciprocidad, o el sentido de lo sagrado como una dimensión inmanente a la totalidad de lo existente. Cabe notar que estos aspectos se hallan ausentes en el modo de vida capitalista hoy dominante y le son radicalmente opuestos.(Una breve aclaración en relación a lo último: Si hay algo que caracteriza al modo de vida moderno -funcional al capitalismo- es precisamente la "desacralización" del mundo y la vida. Todo en él es reducido al frio cálculo mercantil; todo es materia de compra y venta, aún el honor, la inteligencia o la belleza . Ello contrasta con la actitud de las culturas supuestamente "bárbaras", vinculadas a la tierra, que han mostrado siempre un gran respeto por la naturaleza -venerada como fuente de vida- y un cuidado y cultivo de la vida a partir de una sensibilidad para lo "sagrado" -concebido como inmanente al mundo- que habita en cada ser y da pleno sentido a cada acto... Aquí hay que recordar otra vez lo afirmado al principio: que no hay manera de "justificar" racionalmente el valor y el sentido de la vida; toda la filosofía y ciencia modernas son un gran fracaso al respecto. Al parecer, si no suponemos que la vida es valiosa en sí misma, ésta no tiene ningún sentido y, con ello, no tendría ningún sentido nuestra apuesta. Si eso y sólo eso -que ya es una enormidad- significa asumir el mundo y la vida como "sagrados", podríamos reivindicar el sentido de lo sagrado y ser ateos, sin ninguna incongruencia en ello; no tendríamos por qué identificar esta reivindicación con ninguna confesión religiosa en particular, ni mucho menos con los fundamentalismos de matriz judeo-cristiana-islámica, que han incubado la intolerancia y el desden por el mundo y lo corporal, concibiéndolo como bajo, pecaminoso y carente de valor en sí mismo. Es más: en relación a esta matriz en general, y en particular a su vertiente cristiana, habría que notar su responsabilidad en la desacralización y cosificación del mundo -cosa que no ocurrió en otras culturas-, al haber hipostasiado lo sagrado -situándolo fuera del mundo- en un Dios absolutamente trascendente, sin cuya voluntad arbitraria ni siquiera habría existido mundo alguno, con lo cual éste pasó a ser considerado ontológicamente contingente -carente de necesidad y sentido propio-, y encomendado al dominio del hombre "imagen y semejanza" de aquel Dios arbitrario. El proceso de "desacralización" provocado por esa tradición ha traído consigo el "desencantamiento" del mundo y la vida, su banalización, su cosificación, su conversión en una masa manipulable, carente de propósito o valor intrínseco. Este "desencantamiento" ha sido y es la condición necesaria para la dominación impune y la instrumentalización sin límites de todo lo existente, que ha conducido a la anomia, el descreimiento y el nihilismo que caracteriza la vida contemporánea. En ese sentido es que resulta pertinente discutir sobre la importancia de un "reencantamiento" del mundo y la vida -que pasaría por recobrar el sentido de su caracter sagrado-, como una condición para construir modos de vida alternativos, como un soporte de gran potencia para resistir la dominación capitalista, cuyo poder, ya lo señalamos, es en gran parte ilusorio, en tanto está contenido por un gran vacío: aquel que tiene que ver con la cuestión central del sentido de la vida y su valor... El capitalismo nada tiene que decir al respecto. (¿Por qué no atender voces alternativas que -despreciadas, cercadas y acorraladas- aún se expresan entre nosotros?)


Colectivo Amauta

Primavera de 1999

PUBLICADO POR MOVIMIENTO SOCIALISTA SAPHICHAY EN 21:17


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publicado por ricardolplaul a las 19:38 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
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