En la esquina sur de la estación de Banfield había un castillo donde residían los fantasmas de escritora/es, música/os, pintora/es, actores, etc. Estos artistas habían echado a los fantasmas de los políticos. Al grito de "que se vayan todos" una noche los arrojaron por el balcón de la torre norte.
Platón había echado a los poetas y pintores de su República por ni siquiera trabajar con lo real sino con sus imágenes, con sus imitaciones:
"...si es un excelente pintor, alucinará a los niños y al... Continuar leyendo