L e presté a la vida tantos años, tantas letanías...
Ya olvidé las tonadas infantiles,
las viejas navidades, los pasos de mi viejo
volviendo del trabajo, la ropa tendida en esa
cuerda más larga que mis pasos.
Un eco de voces conocidas alivia mi dolor,
reconfortan los santosdel llanto
en serena procesión de ausencias.
Sus rostros, se asoman a la ventana de la vida,
y me observan con asombro quemando
ensombrecido sus cartas de amor,
de ese amor mentido en tardes de frio.
Los viejos ... Continuar leyendo