En la repisa de la noche se operaron todas tus transformaciones. Cabalgaba el siniestro buscando tu nombre en las calles sin brillo, con la nieve machacando tus venas, desparramando colores en tu cerebro herido. Corriste hasta el borde de la cordura con el imán de San La Muerte en el bolsillo. Los días te golpearon como garrote vil en el barro miserable chapaleado desde el vientre de los montes que dejaste con tu país y tus amigos. No hay recuerdos que merezcan ese nombre... Continuar leyendo