Estabas hecho con el barro
de los héroes cotidianos,
ni una batalla ilustrará tu nombre,
ni una poesía traerá tu rumor.
Aposentado en la tardanza,
conviviste con la risa y el dolor,
tenías, sin embargo, la estirpe del león
rugiendo en la sabana solitaria.
Delirando en el vientre de la noche
aprendí a esperarte, como una nota discordante,
como el fuego que se apaga y no deja brasas
.Acaso nos veamos en la terminal del infinito,
nos azota tu
ausencia, con la presencia
de los gestos y las frases ...
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