Por Juan Sasturain
Aunque parezca mentira, Sandokán no fue -no se pensó, no se deletreó- siempre así. Alguna vez, en la imaginaria reconstrucción de la grafía de su nombre, el llamado Tigre de la Malasia se convirtió en el habitante titular de una herética estampita con el probable rótulo de "San Docán", patrono de la aventura.
Es que muchos en este país, antes de leerlo, muy chicos aún, lo escuchamos por radio, al igual que al mítico Tarzán de Radio Splendid. Sandokán (que así se escribía), el... Continuar leyendo