Está vivo el amor que despierta
mi codicia en la tarde presurosa.
Un sudor frío recorre tu espalda
perlada de pasión y movimiento
atrapado en tu cuerpo
me embriaga la piel de tu deseo.
Un hálito de noches estivales,
desvaneciendo el sol en tu refugio,
va dibujando arcoiris,
amaneceres locos en la boca
del delirio, en la alcoba de tus sueños.
Apenas presiento el final de este destino,
un coro de esperanzas aúlla en mi puerta,
y danzan torbellinos de rosas
en tus manos tiernas.
Me detengo en el umbral... Continuar leyendo