Llovieron sequías en tus labios ardientes.
Pétalos de esperanza germinaban en tu sueño.
Un llanto cerril cayó esa tarde,
sobre tus manos dueñas
de las tierras y del sol.
A veces, sólo a veces,
en lejanos cañadones
el viento anuncia tu rebelión.
Poderosos imperios imaginaron
tu dolor creciendo en la entraña
de la roca, en el ronquido
desolado del volcán.
Tu piel dibuja el ajado pergamino
de conquistas sangrientas,
de culturas ajenas.
Un mundo de cielos abiertos
pisotearon sus garras... Continuar leyendo