Por Ricardo L Plaul
Delicada y húmeda era la tela,
insectos deslumbrados por la trama
caían en el sexo de su brillo.
Yo estuve en la sangre de tu afecto
libando en tu piel la irrealidad.
Mi cuerpo inerte parecía
un títere siniestro en la espera
de mundos paralelos.
Débil era la argamasa
de un tiempo vacío,
desparejas las arrugas de mi rostro.
Encabritado el corazón corrió
hacia su destino de hiel,
me respondió el absurdo
con una mueca de inquietud
bailando entre tus ojos muertos.
No era la hora, no... Continuar leyendo