Por Ricardo L Plaul
Caminos escabrosos que salpican el alma,
horadan el cuerpo con la maligna azada
de la envidia, del rencor aupado en la pequeñez del egoísmo.
Caminos peligrosos que recorre el miedo,
la adrenalina del placer prohibido
por los hombres, regocijo inaudito de los dioses.
Caminos anónimos que esconden el dolor
en el laberinto de la locura.
Caminos cansadores, hijos del tedio,
mensajeros indiferentes de la incertidumbre.
Caminos vacilantes en las postreras letras
del... Continuar leyendo