Héctor Ciapuscio (RIO NEGRO ON LINE)
Cuando un desastrado Ulises puso los pies de nuevo en la tierra de Ítaca culminando un retorno de Troya pleno de aventuras y monstruos -desde Circe a Polifemo, desde las Sirenas a las Vacas del Sol- el primer ser viviente que lo reconoció fue el perro del que era amo veinte años atrás cuando había debido partir para la guerra. Levantando un poco la cabeza, el animal postrado en el estiércol y cubierto de garrapatas lo halagó moviendo la cola mientras el... Continuar leyendo