Por Ricardo Plaul
Se extiende venenosa y múltiple
por la cotidianeidad promiscua
de mis días y mis noches.
Se acopla con la efímera certeza de saberme
muerto y vivo en el alcázar
de los sueños y de la poesía.
Me alcanza en cada segundo la copa
evanescente de la ternura
cuando abrazo su mirada
y desnudo sus ayeres preñados de mañanas.
Me aburren sus grises desvaídos
Y bailo distraído con sus rutinas,
amotinado contra el tedio que se extiende
peligroso en el absurdo de sus horas.
No sé si existe en... Continuar leyendo