Javier Rodriguez Pardo
Ignoraba quien era. Sabía solamente que hablaría "por el libre acceso a la costa de ríos y lagos." Allí estaba el hombre, ensimismado, permitiéndose una mueca de sonrisa indeleble, último disertante de un panel de activistas, ojos iluminados, algo húmedos pero sin lágrimas, conteniéndolas. La imagen de Ángel González me sobrevendrá siempre, en cualquier instante de abstracción o vaya uno a saber cuando, como tantas representaciones, a veces soñolientas, mentalizadas sin... Continuar leyendo