IDEAS
Acuden presurosas
las hijas del milagro
a develar secretos y condenas.
En el misterio del verso
se anudan a mi nostalgia,
son las viajeras del alma
que hieren y perdonan.
Encorceladas en el duro
andén del tiempo,
se encabritan y pelean.
Mágicas y ocultas,
aletargadas, a veces,
parecen dormir una siesta
con el viento del norte.
Presienten un destino final,
se asoman al abismo,
se asustan, se rebelan,
dejan un testamento peculiar
apenas entrevisto,
de palabras pequeñas,
perladas de amor,
agotadas de fracaso.