Hay una danza suave de caracolas
que enriedan tu cintura,
que juegan con las olas,
que son la guirnalda de un recuerdo,
el abrazo marino
de una niñez que ve escapar
la infancia, en el trompo de la vida.
Arrastra golondrinas el viento del sur,
cálidas lágrimas del cielo
se deslizan en mi piel,
se dispone la arena a rescribir tu
historia,
a soñarte despierta
en el otoño que nubla mi vista,
que despeja tempestades,
que camina desnudo
en los
caminos aterrados,
en los
mundos paralelos del destino