Por Ricardo L Plaul
En el fatigado horizonte de la duda
cada nave encontró su sitio,
parpadearon los acasos y los pudiera ser,
apuntalados tal vez por tus celos.
Resurgidos párpados de la miseria amorosa
que padecemos en las entrañas dolientes
del desierto, que parieron nuestros esfuerzos vanos.
Entramos despacio en el territorio enfermizo
de la despedida y fueron tantos los adioses
en aquella cama tan gastada como nuestra,
que aventajamos a la tristeza de sabernos
solos otra vez y sin ninguna ... Continuar leyendo