Los rostros están solos,
se descintan, se desbordan,
solos sufren su historia y su tortura.
Surgen del abismo de la noche
con el grito difuso a flor de labios,
con la lucha a flor de piel, a flor de justicia.
Son el Golem de un pincel
que reveló el infierno tan negado
en el ocaso de los monstruos.
Cuando caigan las vendas,
cuando caigan los soles
de tu abrazo, de tu abrigo,
de los puentes que cruzan la muerte
hasta la puerta del mundo que dibujas.
Entonces, solo entonces, florecerá la vida
en cada ... Continuar leyendo