La mujer no es ya ese ser misterioso encerrado entre las cuatro paredes de un hogar o una cocina. Desde el siglo XX, ha conquistado un espacio creciente en la sociedad, ha elevado la voz y se ha organizado en pos de sus derechos, ha demostrado su capacidad laboral e intelectual, que no es menor que la del varón. Sin embargo, hay aún un vasto campo de desigualdad en los salarios y en la promoción profesional. Fuerte es la carga de violencia cobardemente ejercida contra ella. La depravación moral, que infesta toda la sociedad, la golpea en forma de agresión sexual. El Día Internacional de la Mujer que hoy se celebra convoca una reflexión a la luz de la historia. Sabido es que en la antigüedad clásica de Occidente la mujer era considerada un ser inferior. Los padres de la Iglesia Católica no ahorraron calificativos denigrantes contra las mujeres. Ya en la aurora del Renacimiento, la mujer empezó a ser reivindicada. La noble, bella presencia de Beatrice, en la Divina Comedia de Dante Alighieri, y en los versos a Laura de Petrarca, iniciaron la revaloración de la mujer. Goethe escribió en Fausto: âLo eterno femenino nos conduce a lo altoâ. La Revolución Francesa proclamó los Derechos del Hombre y el Ciudadano, pero no de la Ciudadana, porque ésta no existía. En el siglo XIX, las sufragistas inglesas, que reclamaban el derecho de voto para la mujer, demostraron capacidad organizativa, voluntad de lucha y coraje frente a la represión policial y la burla de los necios. Abrieron el camino para los derechos electorales de la mujer en todo el mundo, derechos aun hoy escamoteados. En el largo proceso reivindicativo, no se puede omitir a Flora Tristán, la francoperuana autora de Peregrinaciones de una paria. Ella fue pionera en reclamar la unión internacional de los trabajadores. Al mismo tiempo señaló que la mujer obrera era explotada en la fábrica y en el hogar, y esbozó una plataforma de lucha autónoma de las mujeres, que se aunara con la lucha general de los trabajadores. A fines del siglo XIX, el socialismo impulsó la lucha por los derechos de la mujer. La frase de Marx: âLa opresión del hombre por el hombre se inició con la opresión de la mujer por el hombreâ, inspiró a hombres y mujeres progresistas. Un hecho notable en la historia mundial ocurrió en 1917. El 8 de marzo de ese año, rompiendo con cierta inercia del movimiento revolucionario ruso, mujeres textiles de varias fábricas de Petrogrado se declararon en huelga contra el hambre y por la paz. Ese impulso femenino, desde las bases sociales, desató la revolución rusa de febrero (de marzo en el calendario occidental), preludio de la revolución bolchevique. Los tiempos han cambiado, la mujer también; pero el amor por la justicia sigue siendo la forma más alta del amor.
