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Poesia Y Política
Blog de RicardoLuis Plaul
18 de Julio, 2010    Pedagogía

La educación por si sola no es fuente de desarrollo





Marcelo Colussi (especial para ARGENPRESS.info)


La educación, suele decirse, es una herramienta para la liberación. Afirmación
discutible: puede serlo, pero hay que ver en qué contexto. También puede ser -y
de hecho es lo que más sucede- un instrumento al servicio de la dominación por
parte de los grupos hegemónicos. ¿Cómo transformarla en liberadora? ¿Es posible
ello? ¿De qué manera?.

Para ahondar en estos temas Argenpress dialogó, a través de su corresponsal para
Centroamérica, Marcelo Colussi, con un profundo conocedor de estas cuestiones:
el pedagogo guatemalteco Carlos Aldana. El es maestro de educación primaria,
licenciado en Pedagogía y Ciencias de la Educación por la Universidad San Carlos
de Guatemala. Tiene una maestría en Pedagogía en la Universidad Nacional
Autónoma de México y un Doctorado en Educación en la Universidad La Salle, Costa
Rica-Guatemala. Ha sido consultor de UNESCO para temas educativos y Viceministro
Técnico de Educación con el actual gobierno de Guatemala, cargo al que
recientemente renunció. Docente universitario desde hace 25 años, comprometido
con la educación popular desde su trabajo cotidiano con jóvenes, movimiento
campesino e indígenas, es autor de numerosos libros de pedagogía, filosofía y
derechos humanos, gozando de un enorme prestigio como teórico de la educación al
igual que como incansable luchador social en su país.

_________

Argenpress: Suele decirse que la educación es la clave del desarrollo, el motor
del progreso de la humanidad, y se pone como ejemplo la diferencia entre el
Norte próspero (donde cada vez crece más la población con acceso a la educación
formal, incluso con un alto porcentaje de maestrías y doctorados) y el Sur
empobrecido (todavía con muy altas tasas de analfabetismo). ¿Es la educación
realmente la clave de esa diferencia?

Carlos Aldana: Creo que ahí hay mucho de mito. Malintencionadamente se nos ha
venido diciendo que la educación es la clave del desarrollo, pero en todo caso
la cosa es al revés: el desarrollo es la clave de la educación. Es decir: el
desarrollo genera condiciones diversas (presupuestarias, políticas, sociales,
culturales, infraestructurales, etc.) que permiten el desarrollo del sistema
educativo, permiten que la educación se amplíe, se cualifique. Esto es
importante recalcarlo porque hay que ponerle atención al hecho de cómo los
sectores dominantes de nuestros países latinoamericanos, de un tiempo para acá
dieron un vuelco en este aspecto y desde el silencio que había sobre el tema
educativo, de repente empiezan a demostrar un interés renovado, a tener centros
de investigación, centros académicos, a meterse a las estructuras de poderes
públicos, a tener un discurso fuerte en los medios de comunicación sobre estos
asuntos, a invertir en proyectos y en programas de educación. Es decir: es muy
sintomático que el poder económico de pronto presente este cambio en su discurso
y comience a decir que la educación es fundamental para el desarrollo cuando
ellos son justamente los causantes de nuestro subdesarrollo histórico. Que en
países subdesarrollados como los nuestros, en América Latina, se diga que por
culpa del analfabetismo estamos como estamos me parece que es una falta de
respeto a la inteligencia de toda la sociedad. Es al revés: por culpa de ese
subdesarrollo histórico debido a los poderes hegemónicos, es por ese modelo de
sociedad tan excluyente y elitista, que tenemos esas enormes masas de población
sin alfabetización. Ahora el discurso pareciera ser que si educamos mucho a la
población vamos a tener inmediatamente desarrollo. Pero ¿por qué no hacer esas
inversiones en generar más fuentes de trabajo, en propiciar un desarrollo
económico que dé más posibilidades a todas y todos para ampliar sus horizontes?
Este nuevo mito de la educación como generadora del desarrollo es algo que se
viene imponiendo desde hace algún tiempo, incluso en los organismos
internacionales, y ello ya ha pasado a ser una frase hecha en distintos medios.
Es importante aquí recordar que Paulo Freire decía que la educación no es la
palanca del desarrollo, pero el desarrollo no se puede hacer sin educación. Esa
relación dialéctica es mucho más completa para entender el fenómeno en juego.
Por supuesto que la educación es importante, vital, de eso no hay dudas; pero la
educación sola, por sí misma, no es fuente de desarrollo. Es un proceso mucho
más complejo donde todo va de la mano, el crecimiento económico y mejores
condiciones de vida de la población junto con la educación. Para entender la
situación de Guatemala o cualquiera de los países de América Latina, tanto en el
ámbito educativo como en su situación social en general, hay que hablar no tanto
de la pobreza sino del empobrecimiento. La "opción por los pobres" en realidad
es una opción por los empobrecidos. Cuando hablamos de esto no estamos pensando
sólo en la gente pobre sino en las estructuras económico-políticas y sociales
excluyentes que han empobrecido a la población, que no le han permitido crecer.
Y en todo caso, la educación a la que pueden acceder esos sectores siempre
marginados es algo que los reafirma en su condición de excluidos. No es una
educación que los libere, sino que los reafirma en su calidad de excluidos.

Argenpress: ¿La educación libera u oprime entonces? Grandes pedagogos como el
venezolano Simón Rodríguez o el brasileño Paulo Freire han tomado a la educación
como una "práctica de libertad". Pero si vemos la realidad cotidiana del ámbito
educativo, en cualquier nivel (primario, secundario, universitario), parece
tener más de represiva que de liberadora. Vez pasada, incluso, dijiste en alguna
otra entrevista que "la escuela es más aniquiladora que formadora". ¿Cómo
entender esta característica del hecho educativo?

Carlos Aldana: La escuela tradicional que ha surgido de sistemas educativos
hechos a la medida de los grupos dominantes es muy rígida en sus funciones, es
decir: educar a toda la masa trabajadora en función del proyecto económico en
juego, y por otro lado, desarrollar la función ideológica que el poder le
encomienda, por la que se convence a toda esa masa que no hay más posibilidades
más allá de las que hoy día existen; esos son los principios fundamentales que
la rigen. En ese sentido podemos decir que la escuela lo que en realidad hace es
preparar mano de obra y preparar gente que esté feliz con ser mano de obra en
las condiciones actuales. Eso, sin dudas, no es desarrollo; eso es aniquilación.
Eso es entorpecimiento a la capacidad crítica del ser humano: no se prepara para
ser crítico sino para aceptar pasivamente. Es importante, y sumamente justo por
cierto, pelear el acceso a la escuela. Pero el derecho más importante no es
tanto el acceso sino la calidad de la educación. ¿Qué educación me van a dar?
Sobre eso no hay discusión. Los organismos internacionales que viven hablando de
la educación no discuten eso; lo que quieren es tener estadísticas, números de
acceso al sistema educativo, números sobre la infraestructura, pero no se habla
de lo más importante, que es la clase de educación que está en juego. ¿En
función de qué proyecto está la educación sistemática? Eso es lo que
verdaderamente hay que discutir. La creatividad, la espontaneidad, la libertad,
todo eso se destruye muchísimo en la escuela. No se valora el disenso, la
capacidad de enfrentarse a lo establecido, la rebeldía. Esa capacidad es lo que
habría que aprovechar por encima de todas las cosas, es un valor en bruto
fabuloso. Pero la escuela aniquila la capacidad de disenso, la rebeldía sana y
productiva. ¿Cuál es el perfil de un buen estudiante? El obediente, el
tranquilo, el bien portado, calladito y que no se mete con nadie. Pero nunca se
pone como ejemplo de buen estudiante el que vive oponiéndose al maestro, el que
siempre tiene algo nuevo que decir. ¿De qué habla eso? De la aniquilación, no
sólo de la espontaneidad y la creatividad sino de la capacidad de un pensamiento
crítico. Si eso uno lo lleva hasta las autoridades superiores del sistema
educativo, lo ve en toda su dimensión. Recientemente escribí un artículo que se
llama "Sin disenso, ¿qué somos?" donde trato de hacer ver eso: hay autoridades
educativas que son incapaces de poder valorar una opinión contraria, una
crítica. Y así funciona todo el sistema educativo: nos viven aniquilando para
que no pensemos. En un contexto como el nuestro, donde se nos ha venido
reprimiendo y silenciando desde hace siglos, una escuela así, aniquiladora, es
perfecta al funcionamiento del sistema. La gran meta de los tecnócratas de la
educación, de los ministerios nacionales o de los organismos internacionales que
se ocupan de estos temas, es poder mostrar con números que todos los niños y
niñas están en el sistema escolar. Pero ¿en qué escuela? En una escuela que
aniquila, que genera gente sumisa, con poco o ningún pensamiento crítico. Por
eso creo que es preciso entender de otra manera el hecho educativo y proponer
otro tipo de escuela.

Argenpress: Esa escuela "aniquiladora", puesta al servicio del proyecto de las
clases hegemónicas, por supuesto que lo vivimos en el Sur. Pero también en el
Norte es así la situación, ¿verdad?

Carlos Aldana: Sí. Por eso creo que todos aquellos a quienes les interese el
tema educativo, los educadores populares fundamentalmente, debemos empezar a
tener bien claro si queremos tener esperanza en la educación para la
transformación del mundo, que no hay que lanzar la mirada a la educación formal.
Hay que desformalizar nuestra visión de la educación. En la agenda internacional
predominante sobre la educación hay básicamente una concepción formal de ella.
Se habla de educación y se piensa inmediatamente en el sistema formal. Se habla
de educadores y se piensa automáticamente en los docentes dentro de un aula. Se
piensa en los efectos de la educación y se piensa en los logros técnicos de los
egresados del sistema formal, de los escolarizados. Pero en América Latina
existen variadas, hermosas y profundas experiencias que nos demuestran que la
educación está en todas partes: está en las calles, en los campos, en los
sindicatos, está con los jóvenes, en distintas organizaciones de base de la
sociedad civil. Todo eso hay que empezar a verlo con más fuerza, con más
detenimiento. Y los académicos tenemos mucha responsabilidad en esto; en general
hablamos de la educación formal. Pero la educación popular tiene muy poco
espacio en la academia como objeto de estudio, en los centros de estudios
superiores. Se investiga muy poco sobre educación popular y todo el acento está
puesto en la educación formal. En ese sentido, los académicos le hacemos el
juego al sistema. Y todo indica que para el futuro inmediato va a ser de menor
impacto la educación formal que la educación informal y no formal. Quiero decir:
la educación informal es aquella basada en los medios masivos de comunicación, y
de la que hace uso el poder constituido. Mientras que la educación no formal
queda como el campo de actuación de los sectores populares que se van
organizando.
Hoy día existen estudios serios que empiezan a poner en duda toda la capacidad
educativa de la familia, que es la puerta de entrada a la posterior
formalización

Argenpress: ¿Qué es más importante: la ecuación formal o la informal? Los medios
masivos de comunicación hoy tienen tanta (¿o más?) importancia que la escuela
clásica en la creación de ciudadanía, de valores y tendencias, de formas de
pensar. ¿Dónde queda entonces la llamada "educación popular" de la que se
hablaba unas décadas atrás? Un planteamiento progresista del campo educativo,
¿dónde debería poner más énfasis?

Carlos Aldana: Depende para qué nos planteamos la educación toma su importancia
el hecho de su pertenencia al sistema formal o el hecho de ser informal. Hoy por
hoy, para la creación de valores e ideología pareciera que está empezando a ser
más importante, a tener mayor impacto, la educación informal. La educación
formal es muy importante para acreditarse como ciudadano, para poderse
incorporar al mercado laboral, mientras que la educación informal es la que da
la posibilidad de entender el mundo más cotidiano. Impacta más, pero no
certifica como la educación formal. De todos modos, en lo que toca a valores y
creación de ciudadanía los medios de comunicación tienen más impacto que la
escuela tradicional. La gran masa docente de la escuela formal no ha podido
seguir el ritmo del cambio tecnológico que impone la educación informal, por
tanto no está en condiciones de competir en su grado de impacto, en los efectos
que a la larga logra sobre el estudiantado. Y en general tampoco tiene la
posibilidad de generar una visión crítica sobre esos cambios ni sobre la escuela
tradicional, creando una propuesta nueva, liberadora. En general, por diversos
motivos, desde las autoridades hasta los maestros hay una fuerte tendencia a una
falta de compromiso, al conformismo, a una visión no progresista, clásica y
tradicional de las cosas. En otros términos: podría decirse que hay mucho
analfabetismo político. Por eso la educación popular, que en las décadas del 60
y del 70 fue crucial en América Latina para crear una alternativa a la educación
formal, toda una nueva pedagogía, y de hecho una nueva alternativa
político-social, hoy tiene posibilidades, no sólo en los sectores populares por
así decir clásicos (campesinos, indígenas) sino que también podría incidir en la
formación de docentes. Esa es una lucha muy importante a desarrollar: ¿cómo
hacemos para que en la formación de docentes se pueda permear a los estudiantes
de pedagogía, a los futuros maestros, con esos valores de la educación popular,
con una visión crítica, conectada incluso a los nuevos paradigmas científicos?
Es importante tener en claro que se pueden, y se deben, aunar dos campos: los
nuevos paradigmas holísticos de las ciencias cuánticas, o de la revolución
biomolecular, con los planteamientos de la educación popular. Educación popular
no es sólo una metodología: es una visión política de la pedagogía que sirve
para crear conciencia de transformación social en las personas. Conectar estos
dos mundos es una maravillosa y esperanzadora posibilidad que existe para el
mundo académico. Y eso es lo que yo trato de hacer en mi práctica del día a día.

Argenpress: Desde la pedagogía popular, entonces: ¿cómo enfrentarnos a ese mundo
tremendo que representa todo el campo de los medios audiovisuales (televisión,
internet, videojuegos), que parece haber llegado para quedarse, desplazando a
todos, incluso a la escuela formal?

Carlos Aldana: Los jóvenes de hoy se desenvuelven en un espacio que podemos
llamar sociovirtualidad. Todo su ámbito, su esquema de referencias, su vida en
definitiva, está constituido por elementos naturales, por factores culturales y
por elementos virtuales. Hasta hace pocos años, para un joven (cualquiera de
nosotros por ejemplo) los dos primeros campos eran todo; siempre se estudiaba la
naturaleza y la cultura, lo natural dado y lo creado por la sociedad. Ahora
entró en escena la virtualidad, y hay que ponerle mucha atención. Eso existe, y
va a seguir existiendo, y cada vez habrá más virtualidad, en mayor cantidad y
calidad. Por eso un planteamiento de educación popular, de pedagogía alternativa
que mire hacia la transformación de lo humano, pasa por las dimensiones de lo
natural, de lo cultural, y también y necesariamente por esta nueva dimensión de
lo virtual. Hay que conocerla, para saber sus posibilidades de daño pero también
creativas. Es algo que no podemos desconocer ni dejar de lado. Estamos saliendo
de un mundo para entrar en un nuevo mundo donde la virtualidad cuenta cada vez
más, pero los problemas históricos siguen estando; sigue habiendo pobreza,
injusticia, exclusión, racismo. Es una herramienta, sin dudas, no tenemos que
dejarnos fascinar por el campo de lo virtual; pero hay que saber utilizarla y
sacarle el máximo de provecho.

Argenpress: Con los aires privatizadores que trajeron las políticas neoliberales
de capitalismo salvaje de estos últimos años, en todo el mundo la educación va
mercantilizándose cada vez más, en todos los niveles, y las ofertas públicas van
perdiendo terreno. ¿Qué hacer ante esto?

Carlos Aldana: No se va a poder privatizar lo no formal. No se van a poder
privatizar las capacidades organizativas de los sectores populares, por eso es
ahí donde hay que poner mucha energía. Hay quien dice que el día de hoy la
educación popular no tiene sentido; pero creo que es cuando más sentido tiene.
Hoy día hay una tremenda crisis del sistema financiero, y eso es de aprovechar
desde el campo popular. Y hay una crisis estructural. No es que todo el sistema
esté por caer, ni mucho menos, pero hay una crisis profunda que nos puede servir
quizá para proponer nuevos modelos. Eso nos puede servir para poner en duda y
abrir todas las críticas contra esos aires privatizadores que ahora nos agobian.
En este momento creo que es básico acuerpar todo esfuerzo que vaya en defensa de
la escuela pública. Los mejores aires para la privatización de la educación
pública parece que ya pasaron. Ahora, con la crisis que en este momento vive el
sistema, está haciendo un poco de agua la ideología privatista. En este momento
todo eso está contenido. No sé si está detenido, pero en estos momentos no está
en crecimiento esa ideología, porque la crisis plantea otras prioridades. Esto
es una tendencia internacional. De todos modos no hay que olvidar que en estos
años recién pasados se ha privatizado ya muchísimo, en todos los niveles de la
educación, pero queda todavía un resto que es el que hay que seguir defendiendo.
En el caso de Guatemala hay datos increíbles: en los niveles de preprimaria y de
educación secundaria, los servicios privados ocupan porcentajes enormes.
Desconozco si esto es así también en otros países, pero aquí la privatización ha
tenido un gran impacto. En el nivel de secundaria, por ejemplo, llegamos a un
77% de los alumnos en el sector privado. Esto es un enorme peligro: durante su
juventud, en el momento de creación de ideología, de visiones del mundo, todo
ese enorme porcentaje de alumnado está en instituciones privadas, lo cual marca
toda una tendencia. Y eso es, justamente, lo que hay que revertir.

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publicado por ricardolplaul a las 11:10 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
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