Un rugido ensortijado y penitente
trae olores y voces de otros cielos.
Un murmullo de pinos cobija
el vuelo de las golondrinas
que gobiernan alturas majestuosas.
Las ánimas que vagan por el mundo
derrochan gemidos entre las ramas,
alargan sus rezos levantando remolinos
entre las rocas dormidas.
corceles desbocados recorren
las calles desiertas, las primeras gotas
se parecen a tu piedad muriendo
sobre la tierra yerma.
La locura fulgurante
se apodera del cielo enlutado
y la ira de los dioses se desbarranca
sobre mi corazón.