Ricardo L Plaul
"Nuestro pensamiento está constituido en buena medida por las palabras y el discurso que nos sojuzga" Francisco Romero.
Así una buena parte de la clase media argentina, influenciada por la persistente acción de los medios de comunicación, mantiene el lenguaje heredado del terrorismo de Estado. Es un discurso, como sostiene Francisco Romero, amenazador, descalificador, racista, fascista, machista, calumniador y prejuicioso. Así escuchamos entre otras, frases tales como:
* "A esos negros de mierda hay que matarlos a todos."
* "El que mata tiene que morir"
* "Esos villeros no trabajan porque no quieren".
* "Chavez es un negro dictador lleno de guita".
* "Los obreros no saben conducir las empresas y las fundirían en poco tiempo".
* "Los menores delincuentes y asesinos entran por una puerta y salen por la otra".
* "Para solucionar el problema de la seguridad hay que bajar la edad de imputabilidad y poner la pena de muerte"
* "Hay que retornar al servicio militar obligatorio"
* "Siempre hubo pobres y siempre los habrá, si no quién va a hacer los trabajos más desagradables".
* Todos los políticos son la misma mierda"
La derrota cultural que produjo subjetividades resignadas y conservadoras, el aniquilamiento de aquellos ideales, que tuvimos cuando adolescentes, de que otro sistema económico-político-social era posible, el aletargamiento y destrucción del pensamiento crítico a través de múltiples mecanismos (alcohol, droga, desnutrición), fueron objetivos anhelados por la dictadura cívico militar del 76 y son continuados hoy por los grupos del poder económico concentrado. Poder económico que, con otra sutileza, continua con el genocidio físico y cultural de los sectores populares, particularmente de los sectores más vulnerables.
"La consigna del escéptico argentino podría enunciarse así: cuanto más conozco o me informo-o creo que sé-, menos creo en la posibilidad de que las cosas que nos dañan socialmente puedan cambiar en serio" F. Romero
El empobrecimiento cultural y lingüístico del pueblo argentino que heredamos de las sucesivas dictaduras que sufrimos desde el 55 en adelante, siguió profundizándose durante los ochenta y los noventa. Encorsetado en los límites de su "capitalismo con inclusión" este gobierno no toma las necesarias medidas para revertir este proceso.
El capitalismo globalizado de los noventa en adelante, hoy en profunda crisis, logró envenenar las conciencias de gran parte de nuestra población, sobre todo de los sectores medios, con criterios de valor universal, con concepciones filosóficas, económicas culturales estéticas y éticas propias del neoliberalismo. Afortunadamente, en nuestra región, trabajosamente, con avances y retrocesos, a través de una lucha permanente, los pueblos de América Latina parecen despertar a la conciencia revolucionaria socialista y anti-imperialista.
En la Argentina, será necesario que las fuerzas políticas, que comienzan a construir, una vez más, alternativas viables al pensamiento y la acción hegemónica, expliciten con precisión y claridad inconfundibles, cuál es la utopía que las orienta, cuáles son los principios ideológicos que impregnarán sus prácticas, cuáles son los objetivos a mediano y largo plazo que se proponen, y cuál son las estrategias y las tácticas para lograrlos. Sin medias tintas, sin eufemismos, construyendo a partir de la diversidad y la participación democrática, un proyecto que pueda despertar el entusiasmo y la confianza perdida de miles de jóvenes, que no logran ver hoy un arco de esperanza que los impulse a vivir.
