Vigencia de los Principios cooperativos

 "Nadie puede pronosticar los años que faltan para llegar a la sociedad realmente humana, pero ya el solo hecho de estar en el camino de la lucha para lograrlo hace a nuestra dignidad..." Floreal Gorini

Los propagandistas del pensamiento único, fundamentados en el neoliberalismo capitalista, que hacen del individualismo, el consumo desmedido como necesidad y el afán inagotable de lucro su proyecto de vida (angustiada por un infinito deseo permanentemente insatisfecho) encuentran, cuando la violencia y el conflicto inevitable del sistema se hacen ingobernables, el eco desteñido y edulcorado de versiones Light del progresismo, neokeynesianismo con lenguaje de izquierda o socialdemócratas arrepentidos de, los que ahora juzgan, juveniles arrebatos u utopías trasnochadas de transformación social, vistas las "imposibilidades" del presente. A ellos les recordaría Floreal : "no llegar a la meta en la vida temporal nos puede generar una sensación de frustración, pero si se entiende como una posta el criterio de triunfo es también ligarlo con las convicciones, las lealtades, la vigencia de los principios."

Si fuese cierta la postura que señala que, fracasado el llamado socialismo real, sólo cabe aceptar las diversas versiones del capitalismo de rostro humano, más o menos populista, más o menos centroizquierdista, entonces deberíamos ir aceptando la agonía lenta pero irreversible del pensamiento cooperativo. Baso esta tesis en la afirmación de Segundo Camuratti cuando decía: " La base de sustento de la cooperación ha sido y será la correcta aplicación de sus principios, que privilegian lo colectivo por sobre lo individual, enmarcados dentro del universo conceptual de la solidaridad, precepto único que no admite la alquimia de pretender integrar al sujeto, la persona humana, con el capital, en una mixtura ambivalente que jamás podrá fraguar". En la medida entonces en que la justicia social y la solidaridad sigan siendo sólo un objetivo a cumplir, y en la medida que el disfrute del progreso y la tecnología no sea un justo bien de los pueblos, la cooperación y el pensamiento político revolucionario que la acompaña, seguirán teniendo plena vigencia. Revolucionario es en esta sociedad, el pensamiento y la acción orientados a la construcción de una sociedad que privilegie la ayuda mutua, la solidaridad y la equidad y que para lograrlo entienda que hace falta un profundo cambio de las estructuras económicas y de la cultura que las sostiene y justifica.

Sin embargo, el humo de las incertidumbres que nos envuelve, no debe hacernos caer en, como las llama Aliverti, "confusiones peligrosas". Quizás algún filósofo se referiría a la "identificación de las contradicciones principales". Nosotros decimos que podemos criticar ideas y acciones, actitudes y desaciertos, las extravagancias y la soberbia patoteril del gobierno o de sectores o dirigentes que lo apoyan, pero lo que no podemos hacer es confundirnos con respecto a quién es el enemigo. Y hay un sector de la clase media a la que el humo no sólo le ha irritado los ojos sino que le ha dificultado la lectura de la realidad. El enemigo de la democracia participativa, de la redistribución de la riqueza, de la justicia social, de los sectores populares, siguen siendo los grupos de poder económico concentrado del campo y de la industria y con los que el gobierno muchas veces sólo tiene una diferencia de discurso o estilo pero que otras veces enfrenta con provocativas alianzas continentales, con la defensa de los Derechos Humanos o con medidas fiscalistas como las retenciones. Un sector de la clase media actúa como murga cacerolera del grupo o clase a la que toma como referente económico y cultural y a la que aspira llegar.
El desafío para el Movimiento Cooperativo es sostener los principios, no olvidar los objetivos de fondo, articular los sectores populares y hacer crecer el proyecto construyendo una cultura, una teoría y una estética desde y con los sectores populares, sus artistas y sus intelectuales.


Remedios De Escalada,
Ricardo Luis Plaul