El Templo

Por Ricardo Plaul
Se acercó tomando todo tipo de precauciones. Sus sentidos parecían estar exacerbados. Se había adelantado al resto de la expedición. Todos los sonidos, todos los olores de la tupida selva penetraban cada uno de sus poros. El sol no lograba penetrar el entramado de la vegetación.
Los estudios de antropología en la universidad no la habían preparado para esto. Sin embargo había sido en su biblioteca donde había visto la imagen del templo y había leído la leyenda de los metamorfos: seres poderosos, hombres - animales que reinaban en los orígenes del mundo. Poseían la rara habilidad de transformarse a voluntad y convivir con unos y otros sin que nadie se percatara, en equilibrio absoluto con la Naturaleza. Los autores afirmaban que eran los antiguos guardianes de la vida en el planeta, enviados por los dioses.
Durante años había buscado en las selvas del mundo y ahora, en un claro se alzaba el templo donde los shamanes habían dado origen al fenómeno a partir de palabras secretas transmitidas de generación en generación hasta que alguien o algo había aparentemente trastocado los planes sagrados.
Lo vio majestuoso como un barco fantasma atravesando centurias. Las lianas lo abrazaban como serpientes y tapaban en parte las figuras de animales talladas en la piedra oscura. Subió con inusitada facilidad los altos escalones y se dirigió hacia el altar mayor. Una extraña melodía parecía inundar el ambiente que conservaba una temperatura ideal.
A medida que se acercaba al altar su vista se hacía más y más aguzada y su oído captaba hasta los sonidos más insignificantes. Se acarició la sedosa piel e intentó leer los ideogramas disimulados en los dibujos tallados en la piedra mayor. Le extrañaron los sonidos guturales que su garganta emitió cuando algo la impulsó a leerlos en voz alta. Una especie de rugido atronó el ambiente.
Cuando escuchó aproximarse al resto de su pequeña expedición se agazapó en un rincón, haciéndose invisible y preparó sus garras.